Arq. Ana María Cadavid Salom
Articulo realizado para la
Revista Multiplica # 77 de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción
Jalisco, con el tema de Sustentabilidad.
Misma que fue publicada en Octubre del 2012.
"Los seres humanos están sentado en una bomba de relojería. Si la mayoría de los científicos del mundo tienen razón, nos quedan apenas diez años para evitar una catástrofe de grandes proporciones que podría hacer entrar el clima del planeta en una espiral destructiva con temperaturas extremas, inundaciones, sequías, epidemias y oleadas de calor hasta ahora desconocidas. Una catástrofe preparada para los hombres" (Al Gore - Una Verdad Incomoda, publicado el 21 de noviembre de 2006).
Si echamos un
vistazo a la historia de la humanidad se deja en evidencia como los primeros
asentamientos de las ciudades latinoamericanas fueron pensados para adaptarse
al lugar, a su topografía, clima, vientos, asoleación, etc. La localización de
cada equipamiento tenía un objetivo claro y la estructura urbana estaba diseñada
para satisfacer las necesidades de una sociedad y un régimen político específico.
Nuestros ancestros
buscaban estar en armonía con su entorno y al mismo tiempo pensaban en su
propio bienestar; irónicamente ahora nos complicamos un poco más la vida
inventando métodos artificiales para satisfacer nuestra necesidad de comodidad
en vez de utilizar a nuestro favor lo
que está al alcance de nuestra mano: la naturaleza, a un costo económico y ambiental mucho más
bajo. A medida que pasa el tiempo nos
alejamos más de esas ciudades ideales y con su crecimiento descontrolado y la
ausencia de políticas de protección ambiental cada vez se nos salen más de las
manos.
En esta época en
la que los recursos naturales y las energías no renovables están amenazados es
importante retomar algunas de las enseñanzas de nuestros indígenas y pobladores
que se vieron obligados a sacarle el mayor provecho a su hábitat por razones de
supervivencia en un proceso inconsciente
que genero arquitectura con
identidad.
La complejidad de
las ciudades actuales trasciende a lo incomprensible en ocasiones, porque pasan
de ser lugares atractivos por su relevancia política, económica y cultural a
albergar toda clase de problemas que afectan directamente a su población. Por
ejemplo la contaminación ambiental, la producción de desechos que no son
reciclables, la perdida del agua potable,
la pobreza, la polarización social, la falta de amparo por parte de la
justicia, la carencia de autoridad
política y la perdida de tiempo en embotellamientos y gestión de servicios
entre muchas otras que afectan directamente la calidad de vida de sus
habitantes.
Ahora somos muchos
mas los habitantes del mundo y como los recursos del planeta no son infinitos
debemos reevaluar y cambiar nuestra conciencia buscando que los intereses
personales no estén por encima de los intereses comunes. De la forma en la que
se relacionen el medio urbano y el medio ambiente depende la calidad de vida
del hombre y su permanencia en este planeta.
A medida que vamos
evolucionando en ciencia y tecnología nos vamos distanciando de la relación
directa con nuestro entorno buscando el confort a partir de soluciones
artificiales sin tener en cuenta el efecto que estas ejercen sobre el hábitat y
en consecuencia sobre nosotros mismos. Estamos degradando el ecosistema y no
tenemos conciencia de que es limitado y estamos convencidos de que nosotros
somos indestructibles.
En realidad
estamos a merced de la naturaleza y por lo tanto lo mínimo que podemos hacer es
buscar estar en armonía con el entorno que nos rodea por nuestro propio
bienestar.
Es pertinente
aclarar que cuando se habla de causar el menor impacto a nuestro entorno parece
que excluyéramos de raíz a la tecnología pero hay casos en los que podemos aprovecharla
a nuestro favor siempre y cuando sea la apropiada para el caso especifico, por
ejemplo la utilización de nuevos materiales para aislamiento, conservación
térmica, iluminación, sistemas de refrigeración y calefacción alternativos o
tradicionales.
El ideal es sacar
el mayor provecho de las bondades del entorno en función de la climatización
pasiva y cuando estos recursos no sean suficientes para garantizar un confort
térmico será una buena idea sacar utilizar las nuevas tecnologías a favor de nuestro
bienestar, y así ser coherentes con la dinámica que vivimos.
No hay otro camino
para el hombre y la arquitectura que el
de la sustentabilidad, de otra manera los días están contados. Es fundamental la
creatividad y la innovación. Es un desafío para diseñadores y constructores
cambiar los hábitos tradicionales y que todos generemos una conciencia
colectiva que exija un cambio, para proyectar las ciudades del futuro
inmediato.
Ana María Cadavid Salom
Arquitecta
Colombiana, Egresada de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá / Master
en diseño y Simulación visual en
Arquitectura, por la Universidad
Politécnica de Catalunya – Barcelona, España / Master en Arquitectura
Bioclimática por la Universidad Isthmus –Panamá. Ha desarrollado su labor profesional
en Colombia, Barcelona y Santiago de
Chile.
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